Área 02

Estructura Condicional

La estructura condicional consta de cuatro bloques (1) Todo es fuerza (2) ¿Cómo aplicar la fuerza en el juego? (3) ¿Cómo se expresa la fuerza en el tiempo? y (4) La amplitud de movimiento como capacidad facilitadora de la fuerza.

Todo es fuerza

por Julio Tous Fajardo

Somos conscientes de lo que nos hemos perdido por no haber acuñado, al más puro estilo americano, un acrónimo o un nombre con gancho para nuestra forma de aproximarnos al entrenamiento de la fuerza en los deportes de equipo. Este hecho se debe probablemente a que el origen y el final de todo lo que proponemos es el jugador y sus necesidades. En este caso concreto, sus necesidades son las de sus movimientos y nosotros siempre hemos querido actuar de manera análoga al arquitecto que se adapta al encargo de un cliente: diseñar (construir) un programa (una casa) de entrenamiento es toda una declaración de principios, valores y normas. Sin embargo, podemos decir que estamos intentando entrenar la fuerza y la potencia desde una aproximación combinada y funcional basada en el movimiento, de lo que resulta ─para quien lo necesite─ un acrónimo.

Por lo tanto, serán los movimientos los que actuarán como eje vertebrador de la propuesta y no los grupos musculares, cuyo papel será de meros ejecutores. De igual forma, pararse a pensar en las formas de expresar la fuerza (antes «tipos de») es un debate que considero estéril en nuestros deportes. Son las acciones o familias de movimientos las que nos tienen que servir de punto de partida. Salidas o primeros pasos, frenadas o últimos pasos, caídas o aterrizajes, dribblings, shuffles y cortes en «V», pases y lanzamientos, saltos y brincos (hops), forcejeos, contrastes y blocajes. Ese es el lenguaje que emplea un entrenador jefe y ese debería ser el hilo conductor de un entrenador responsable de lo condicional y eje central de este bloque del Máster.

¿Cómo aplicar la fuerza en el juego?

por Javier Jorge

Tanto en los deportes de interacción en espacio compartido como en los deportes de raqueta se ha producido una gran evolución en la comprensión de sus componentes gracias a su estudio desde diferentes áreas y metodologías de observación. Concretamente, se han utilizado la observación del perfil de actividad, el análisis notacional cuantitativo y cualitativo del rendimiento y los estudios por teoría de redes. Todos ellos, junto con las aproximaciones realizadas desde otras áreas del conocimiento, han permitido trazar una hoja de ruta para comprenderlos mejor y aportarnos luz a la hora de evolucionar las diferentes estructuras de los sistemas que se ven implicados: deportista, equipo y competición. Aun así, es evidente que el carácter estocástico, no lineal y complejo de estos deportes no permite realizar una previsión absoluta de lo que va a ocurrir. Entendiendo esta singularidad, este bloque del Máster va a tratar la aplicación de la fuerza en el juego desde diversas vertientes. Por un lado, el estudio de las acciones de juego que permita comprender cómo los deportistas aplican fuerza en el juego y, por otro lado, aproximarnos al entrenamiento de la fuerza en el juego desde diferentes niveles a través de las situaciones simuladoras preferenciales, creando escenarios para que los deportistas avancen hacia su autoestructuración.

¿Cómo se expresa la fuerza en el tiempo?

por Joan Solé

Dentro del paradigma del Entrenamiento Estructurado hemos visto que uno de los principales protagonistas que configuran la estructura condicional es la fuerza. Concretamente, la capacidad de generar las deseadas tensiones musculares en el mínimo tiempo posible es uno de los aspectos más determinantes en el rendimiento de estas disciplinas. Sin embargo, los deportes de interacción en espacio compartido se caracterizan por presentar un elevado número de acciones técnico-tácticas y la ejecución de gran parte de ellas exige altos niveles de potencia. Por ejemplo, en el caso del fútbol, en un solo encuentro contra el CSKA, el Bayern de Múnich realizó un total de 823 pases, 250 conducciones y 67 driblings. Estos resultados, y los que aportan estudios similares, ya dejan entrever que presentar un gran pico de potencia máxima no es suficiente, también es necesario mantener un nivel medio de potencia alto durante todo el tiempo de juego para que la calidad de estas acciones no disminuya a medida que transcurre el partido. Es esta capacidad, junto con otros factores, la que facilita que el equipo pueda ejecutar su modelo de juego con eficacia y eficiencia a lo largo de todo el tiempo de participación en el juego y es la que vamos a desarrollar en este módulo.

La amplitud de movimiento como capacidad facilitadora de la fuerza

por Gerard Moras

Los protocolos de estiramiento en los deportes de interacción en espacio compartido no deberían tener entidad propia, si aceptamos su rol como facilitadores de la fuerza. No deberían existir programas estandarizados y rutinarios basados en la repetición sistemática de unos estiramientos prefijados e independientes de todo. Han formado y forman parte de las sesiones de entrenamiento, pero casi siempre se les presta poca atención. Descolgados y sin lazos relacionales con otros elementos configuradores del entrenamiento, han sido víctimas de la desatención. Muy a menudo los estiramientos son dirigidos por los propios deportistas o incluso se improvisan individualmente coincidiendo a menudo con los momentos de charla de los jugadores, entrenadores y preparadores físicos. Lo cierto es que no se tendrán en consideración hasta que no estén integrados y fusionados desde una aproximación combinada y funcional con las demás estructuras del entrenamiento. Aún hoy en día me sorprende comprobar la poca influencia que han tenido las investigaciones realizadas hasta el momento en este ámbito. Probablemente en el complejo mundo del entrenamiento los estiramientos musculares son los que más se han aferrado a las tradiciones y creencias. Solo esperamos que este capítulo del Máster sacuda el espíritu crítico que todos llevamos dentro para replantearnos las cosas. Aún estamos a tiempo.

Profesorado invitado

Dr. Fernando Hernández-Abad