Escenarios de máxima exigencia en los deportes de equipo

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ESCENARIOS DE MÁXIMA EXIGENCIA en los DEPORTES DE EQUIPO
¿Preparamos óptimamente a los jugadores?

De la teoría al diseño de tareas
El entrenamiento estructurado es la metodología de entrenamiento que nos permite optimizar el rendimiento deportivo y minimizar, al mismo tiempo, el riesgo lesivo en los deportes de equipo. El jugador/a se convierte en la piedra angular de esta metodología de entrenamiento basada en las estructruras que lo conforman y en las interacciones que se establecen entre ellas y el entorno. De esta manera, si reducimos la visión por un momento y nos centramos en la estructura condicioal del deportista, debemos entender que los requerimientos físicos (carga) que soportan los jugadores pueden llevar al “límite” la estructura condicional y bioenergética durante la competición y que, por tanto, deben ser considerados en el entrenamiento.
La naturaleza intermitente de los deportes de equipo supone que cuantificar las demandas físicas o carga de un partido completo, de media parte o de un cuarto calculando el promedio proporciona una medida parcial de éstas, ya que desprecia las demandas pico o máximas, es decir, las fases más intensas o escenarios de máxima exigencia de la competición. Por tanto, la información obtenida mediante este cálculo de medias o promedios tradicionales en la competición es limitada e insuficiente, proporcionando únicamente una parte de la información en relación con la carga externa soportada. Esto es un elemento muy importante para estimular y desarrollar las estructuras condicional y bioenergética del jugador/a durante los episodios de entrenamiento, y preparar adecuadamente al deportista para que pueda afrontar con garantías los requerimientos de la competición.

Para ello utilizamos, por un lado, el entrenamiento coadyuvante que incluye tareas de baja especificidad y complejidad (niveles 0 y 1) realizadas fundamentalmente en el gimnasio mediante dispositivos de resistencia rotacional, bandas elásticas, vibración mecánica, superficies desestabilizadoras…). Por otro lado, a través del entrenamiento optimizador, podemos diseñar tareas más específicas y complejas en el terreno de juego específico de cada deporte, que preparen al jugador solicitando de forma preferente la estructura condicional (por ejemplo, tareas sin oposición, juegos reducidos con igualdad o superioridad numérica, y tareas que simulen la propia competición (niveles de aproximación 3, 4 y 5 con orientación dirigida, especial y competitiva respectivamente). Así, la combinación de ambos tipos de entrenamiento incluidos en el entrenamiento estructurado proporciona un entorno de entrenamiento adecuado para optimizar el rendimiento y reducir el riesgo de sufrir lesiones.

Queda claro, por tanto, qué para preparar óptimamente a los jugadores ante los requerimientos de la competición, es vital que los deportistas estén preparados para afrontar los escenarios más intensos del juego y no sólo a las demandas físicas medias tradicionales convirtiéndose estos escenarios de máxima exigencia en el punto de partida del entrenamiento con preferencia en la estructura condicional. Por lo tanto, en este curso proponemos el conocimineto, análisis e interpretación de los escenarios de máxima exigencia en la competición como punto de partida para preparar a nuestros jugadores en el entrenamiento (preferenciando la estructrua condicional) y, así, optimizar el rendimiento en cualquiera de los deportes de equipo.

En el curso mostramos de forma práctica como diseñar sesiones de entrenamiento de fuerza en el gimnasio (orientación genérica y general -niveles 0 y 1-) a través del entrenamiento coadyuvante y en el terreno de juego, a través del entrenamiento optimizador (orientación general/dirigida -niveles 2 y/o 3-).
Finalmente, presentamos una visión más compleja del concepto de escenario de máxima exigencia y la necesidad de seguir avanzando hacia una comprensión holística de este concepto más acorde con la realidad de los deportes de equipo que tenga en cuenta, por ejemplo, la influencia de los cambios tácticos y de otros elementos claves en el devenir del juego y del rendimiento.